One day.. one sweet day.. I'm gonna forget your name...

sábado, 22 de octubre de 2011

Tras de mí...

No pasaban horas del amanecer cuando mi hermana y yo salimos al mercado. Los guardias nos abrieron el portón mientras nosotras conversábamos. Nos perdimos en aquel laberinto de puestos de delicias y telas.  Pero al poco volvió a inundarme esa sensación, la de ser observada. Y volví a verlo. Esa sombra que se mueve, que solo atisbo por el rabillo del ojo, y que jamás se mantiene quieta cuando la miro.
-¿Qué has visto Tesser?
-Nada, sigamos.
Después de un rato paseando por aquel mercado traté de averiguar cuál era el motivo de aquel banquete que mis padres pretendían dar esa misma noche, y para la que nosotras estábamos comprando alimentos.
-Querida Suzanne, ¿cuál es el motivo de este banquete? Padre no me lo ha mencionado…
-He prometido no decírtelo. Es una sorpresa.- Dijo mientras sus rubios cabellos enmarcaban su sonrisa.
-Oh, venga, ¡dímelo por favor! Nadie lo sabrá.
-No debo, se lo prometí a padre.
Dejé el tema, sabiendo que no conseguiría sacar nada en claro de Suz. Mientras que volvíamos a nuestro hogar, nos cruzamos con una de las marquesas más influyentes del lugar.
-Ya me he enterado de la noticia querida.
-¿De qué noticia?- Dije, sin saber a qué se refería.
-De tu compromiso con el duque de Gweyn, es un hombre muy apropiado para una señorita de tu clase, Tesser.
-¿De qué me está hablando?
-Deberíamos irnos Tess- Dijo apresuradamente Suzanne.-Adiós señora.
-¿De qué estaba hablando esa mujer?- Dije prácticamente gritando.
-Cálmate hermana. Era el secreto que no te debía contar. Es lo que celebramos en el banquete. Padre firmó ayer los acuerdos con la familia Gweyn.  No debías saberlo hasta esta noche. Lo siento.
La sensación era cada vez más agobiante. Había algo a mí alrededor, disfrutando de mi  desgracia, alimentándose de mi miedo.
Recorrí el resto del camino sin mediar palabra. Y a llegar permití a mi doncella colocarme el lujoso vestido preparado para aquella noche. No podía quedarme allí. No podía casarme con aquel hombre.
Así que en un impulso salí de mi habitación y caminé apresuradamente por los corredores hasta llegar a las cocinas, tan ajetreadas con el banquete de aquella noche que ni notaron mi presencia. Salí por la puerta de servicio, y el frío me golpeó en la cara al igual que la luz de aquella luna, mirándome entre los árboles con su pálido semblante. Entonces lo noté. La necesidad de correr, de alejarme de aquel sitio, de entrar en el bosque. Me quité los zapatos, incómodos para correr. Y caminé descalza, sobre la hojarasca, prácticamente sin notar el dolor de las heridas en mis pies. Los nervios no me lo permitían. Mi vestido se hacía jirones, enganchándose en las ramas bajas de todos los árboles, en mi irrefrenable huida de aquello que me llevaba persiguiendo desde hacía tiempo atrás.
Entonces lo vi. Una de esas horribles sombras, pero esta vez la vi de frente. Justo delante de mí. Parecía hecha de jirones de niebla negra, dando vueltas, adoptando algo parecido a una forma humana. No me dio tiempo a parar. Y la atravesé. Y en ese momento noté el frío mortal dentro de mis entrañas. Como millones de cristales de hielo clavándose en cada parte de mi ser, pero seguí corriendo.
Cada vez eran más. Y me perseguían, rozándome,  llenándome con aquel frío.
Hasta que no pude más. Era inútil correr. Me alcanzarían. Era inútil dar la vuelta estaban detrás de mí,  asique me arrodillé, llorando, pensando que prefería morir a sufrir la muerte en vida de estar junto a alguien que no amas. Y esperé  el dolor, mientras rezaba que la luna se apiadase de mí.
A la mañana siguiente solo encontraron los restos de mi ropa desgarrada. Pero eso a vosotros no importa, porque los que leéis esto aún estáis entre los vivos.

Dedicado a mi querida Teresa Peciña. La próxima vez será una historia de vikingos ^^

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