Ella es Nadie.

Ella es adicta a la velocidad, ama la altura y adora el frío. Está enamorada de la adrenalina. Se da cuenta de que vive rápido, de que muere a cada segundo que respira, y eso la asusta, se da cuenta de que es imposible atrapar un segundo y por eso muere lentamente, y atrae hacia ella la muerte con el fin de dejar de notar esa agonía de suspiros que huyen de su boca buscando la muerte eterna. Se da cuenta de que si no hace algo rápido morirá. Pero ahora ella no tiene la palabra. Ahora no quiere morir. Ahora tiene algo a lo que aferrarse, y se ha dado cuenta de que es más importante que cada respiración que pueda gastar. Desea disfrutar antes de morir. Y eso es lo que hace: vivir.